domingo, 16 de diciembre de 2012

Páginas malditas - Introducción-0.3

Mientras me recuperaba del fortuito encuentro con ese..."hombre" me fui directo al negocio.
A pesar de lo sucedido, tenía una buena corazonada, este día tenía que ser especial, como poco interesante.
El cielo estaba despejado, el sol brillaba con fuerza por las calles de Barcelona. Era sábado y el mercado estaba a rebosar de puestos. Había una gran variedad de hierbas medicinales, ungüentos, telas, comida de otras tierras... Todo un lujo.
Cuando llegue a la tienda vi a Roldán limpiando los cristales con sumo cuidado.

Diego de la Vega - Roldán! ya puedes parar, te doy el resto del día libre.
Roldán - Enserio señor? Muchísimas gracias! exclamó. Por cierto, vino un chico a traerme un pequeño pergamino, era ayudante de Abraham, del barrio judío, dijo.

Ayudante de Abraham? Pero si hace un rato estaba con él y no me comentó nada...Para que enviar a nadie a darme dicho recado? No importa, me dije.

Diego de la Vega - Muy bien, dame el escrito y márchate. Esto... has dejado todos los recados en el cajón de contabilidad?

Roldán me miro, asintió y desapareció al instante.

Como apenas tenía existencias, cerré la tienda, me tomaría un día libre, y así de paso puedo leer el escrito y mirar el sospechoso paquete que me dejaron anoche.

Me dispuse a leer el encargo de Abraham que, así decía:
Querido Amigo, tengo algo importante que decirte.
Es un negocio, tienes que ir a Burdeos, una vez estés allí pregunta por Gaultier en la taberna Nuit éternelle.

Ya sabía yo que algo bueno pasaría hoy, es mi día de suerte (exclamé con entusiasmo).
Voy a preparar las cosas para irme después de comer. Dejaré a Roldán a cargo de la tienda en mi ausencia.

Me fui al cuarto de aseo, quería limpiarme a fondo para empezar el viaje cómodo.
Cuando me quite la ropa, calló un papel de uno de los bolsillos de la chaqueta.
Inmediatamente la cogí y al leer su contenido, mi corazón dejó de latir.




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